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Amigos, en el Evangelio de hoy, Jesús llama a sus primeros discípulos. ¿Qué tiene esta escena que es tan serena y adecuada? De alguna manera va al corazón mismo de la vida y obra de Jesús, revelando de aquello de lo que Jesús se trata. Viene al mundo como la segunda persona de la Santísima Trinidad, representando la comunidad que es Dios —y por lo tanto Su propósito es atraer al mundo hacia Él para que se forme una comunidad a Su alrededor. 

Jesús les dice a Simón y a Andrés: «Síganme y los haré pescadores de hombres». Esto nos dice algo sobre cómo actúa Dios. Es directo y sin vueltas; Él elige. «Síganme», dice Jesús. No está ofreciendo una doctrina, una teología o un conjunto de creencias. Se ofrece a Sí mismo. Es como si estuviera diciendo: «Camina conmigo; camina imitándome». 

Finalmente, Jesús explica: «los haré pescadores de hombres». Esta es una de las mejores frases de las Escrituras. Noten que en la primera parte de la frase dice: «los haré…». Esto es contrario a la opinión predominante en la cultura hoy día de crearnos a nosotros mismos, de inventar y definir nuestra propia realidad. Jesús hace a un lado esta mentira. De Él aprendemos que es Dios quien actúa, y si nos entregamos a Su poder creador, Él nos convertirá en algo mucho mejor de lo que jamás podríamos nosotros.