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Amigos, hoy celebramos la fiesta de Santa Escolástica. 

San Gregorio Magno cuenta una historia encantadora sobre San Benito y su hermana gemela, Escolástica, una mujer profundamente dedicada a Dios. Como era su costumbre anual, Escolástica visitó a su hermano en una pequeña casa en las afueras del monasterio. 

Los dos entablaron una intensa conversación teológica hasta bien entrada la noche. Cuando Benito le dijo que era hora de irse, Escolástica le rogó que se quedara. Cuando continuó insistiendo que tenía que regresar a la casa principal, su hermana inclinó la cabeza en oración. Inmediatamente, una tormenta terrible explotó, lo que impidió que San Benito se fuera. 

“¡Dios Todopoderoso te perdone, hermana!”, dijo Benito. “¿Qué has hecho?”. 

“Te pedí que te quedaras”, dijo, “y no me escuchaste. Entonces oré a Dios y Él me escuchó”. 

Sonriendo a Escolástica se quedó y los dos hablaron de cosas divinas hasta el amanecer.