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Pope Francis attends a morning session of a two-week Synod on family issues at the Vatican

Mientras me Marcho al Sínodo sobre la Sinodalidad

September 26, 2023

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Yo quisiera comenzar con un pedido de disculpas, pues estaré ausente de nuestra diócesis por las próximas cinco semanas. El pasado noviembre, junto con otros cuatro hermanos obispos, fui elegido delegado para el Sínodo internacional sobre la Sinodalidad, que tendrá lugar durante todo el mes de octubre. El Papa ha pedido que todos los delegados estén presentes en Roma a fines de septiembre para oficiar una oración ecuménica y luego para un retiro de tres días a realizarse inmediatamente antes de la apertura del sínodo —así que serán cinco semanas en total. Les confieso que tengo ciertos sentimientos encontrados. Adoro Roma, y octubre es un mes hermoso para estar en la Ciudad Eterna, y estoy realmente muy entusiasmado de participar de un debate de alto nivel sobre los temas más importantes en la vida de la Iglesia. Sin embargo no me agrada la perspectiva de estar alejado de la diócesis por un largo período de tiempo. Dicho eso, dejo nuestra iglesia local en buenas manos. El P. Will Thompson, mi vicario general, mantendrá firme el timón, lo mismo que el P. Mark McNea, mi vicario para el clero; y a través de mi fiel asistente Leandra Hubka estaré en estrecho contacto en caso de cualquier emergencia. 

Fui delegado del Sínodo sobre los jóvenes cinco años atrás, por lo cual tengo una noción de lo que se espera de este encuentro de un mes de duración. Trabajaremos seis días a la semana —de lunes a sábado— deliberando en sesiones plenarias y en pequeños grupos por idioma. La jornada de trabajo se extenderá desde las 8:30 de la mañana hasta las 7:30 de la tarde con un par de horas de receso después del mediodía para una siesta a la usanza romana. Habrá delegados de todas partes del mundo, incluyendo esta vez un gran contingente de laicos. Nuestras conversaciones se basarán en lo que se denomina un Instrumentum laboris o “documento de trabajo”, lo que representa para este sínodo la culminación de dos años de sesiones de escucha con Católicos de todo el globo. En el último sínodo que participé, produjimos y votamos un documento final expresando nuestras convicciones. Esto no sucederá en el sínodo de octubre, ya que esta vez habrá una sesión subsiguiente el año próximo. Sólo luego de que se desarrolle esta, presumiblemente, se preparará una declaración final. Si este sínodo es como el que asistí, el Papa estará presente en prácticamente todas las sesiones, pero no hablará mucho, ya que querrá que todos los delegados se sientan libres de expresar sus opiniones. Las deliberaciones se cerrarán con una Misa festiva en la Plaza de San Pedro con el Papa Francisco.  

. . . los sentimientos, aun siendo intensos, no constituyen en sí mismos un argumento teológico.

Ese es entonces el formato y la estructura del sínodo, pero ¿qué hay del contenido? Tal como el Papa y sus representantes han recalcado una y otra vez, el Sínodo sobre la Sinodalidad tratará sobre involucrar a la Iglesia entera, el pueblo de Dios entero, en el cumplimiento del encargo de Cristo de anunciar el Evangelio a todas las naciones. Tratará sobre todos nosotros —clero y laicado— caminando juntos (syn-hodos, “en camino con” en griego) bajo la guía del Espíritu Santo. En esta medida, el sínodo se desenvolverá en gran continuidad con el llamado universal a la santidad del Vaticano II y con el consistente énfasis postconciliar sobre una “nueva” evangelización. Materializará el permanente deseo del Papa Francisco de una Iglesia que salga de sí misma hasta las periferias a fin de llevar a Cristo a todas las personas. Hay muchísimo material en el Instrumentum laboris siguiendo estos lineamientos y estoy ansioso de participar de conversaciones que harán surgir estrategias aun más efectivas para lograr el propósito evangelizador de la Iglesia. Como he dicho a menudo, la Iglesia debería estar profundamente interesada en enviar al mundo como levadura a grandes abogados, físicos, líderes de negocios, inversores, educadores, escritores y artistas Católicos.

Si me fuera posible, quisiera también compartir una preocupación sobre el sínodo. A partir de los cientos de intervenciones que leí cuando estuve monitoreando el proceso pre-sinodal en mi región pastoral de California, a partir de las conclusiones de la etapa Continental y a partir del Instrumentum laboris mismo, diría que la preocupación dominante de aquellos que participaron es brindar una mayor sensación de bienvenida a aquellos que se sienten marginados de la vida de la Iglesia. La gente que tienen en mente incluye especialmente a las mujeres y a la comunidad LGBT. Ahora, abordar las sensaciones de marginación e intentar que la Iglesia sea lo más acogedora posible es siempre una preocupación pastoral legítima. Siempre.

Pero algunos han estado sugiriendo que el sínodo debería considerar un cambio en las enseñanzas morales y la disciplina sacramental de la Iglesia para que los Católicos marginados se sientan más incluidos. Y aquí dudo porque, precisamente los sentimientos, aun siendo intensos, no constituyen en sí mismos un argumento teológico. Existe una variedad de razones —algunas buenas, otras malas— del porqué una persona podría no sentirse bienvenida en la Iglesia. Si esa marginación es producto del odio o del prejuicio estúpido, entonces la situación debe abordarse inmediata y directamente. Pero si el alejamiento es causado por una desconexión profunda entre las demandas legítimas de la Iglesia y la forma en que alguien está viviendo, entonces lo que se necesita es que esta persona cambie su actitud. La cuestión es que no podemos decidir el asunto permaneciendo al nivel de los sentimientos. Tenemos que desplazarnos al nivel de la argumentación verdadera basada en la Biblia, la tradición teológica y la ley moral natural. Mi más auténtica esperanza es que la contribución tanto de la dimensión pastoral como de la propiamente teológica de este tema de la inclusividad sean una labor clave del sínodo. 

¿Podría pedirles por favor que recen por mí y por todos los delegados del sínodo mientras emprendemos nuestro trabajo? Y ¿podría pedirles que su oración tenga la forma de una simple invocación al Espíritu Santo?

¡Veni Sancte Spiritus!