Amigos, esta semana, en el tercer domingo de Pascua, tenemos un pasaje del magnífico capítulo veinticuatro de Lucas —una de las apariciones del Cristo resucitado a los apóstoles. Cuando hablamos de la Resurrección, estamos refiriéndonos al tema central de la fe Cristiana, el quicio sobre el que gira todo el Cristianismo. Comprender lo que estamos hablando aquí es excepcionalmente importante. Lo que quiero hacer es reflexionar sobre las diferentes perspectivas, sobre lo que nos sucede cuando morimos, que estaban en boga en el Mediterráneo oriental del siglo primero —y cómo ninguna de ellas se ofrece aquí.
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