Amigos, en el Evangelio de Lucas de hoy encontramos el relato de la Anunciación a María. Esto es lo que Gabriel le dijo a la Virgen: “Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús….El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin”.
Ningún Israelita del primer siglo habría pasado por alto el significado de lo que aquí se está diciendo: este niño será el cumplimiento de la promesa hecha al Rey David.
Y esto significa que el niño será, de hecho, rey del mundo, traerá unidad y paz a las naciones. En Israel había crecido la convicción de que este misterioso descendiente de David sería rey, pero no solo por un tiempo y no solo en un sentido terrenal, sino que gobernaría para siempre y sobre todas las naciones. Este rey definitivo de los Judíos sería rey del mundo. Él será también nuestro rey.