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Amigos, hoy leemos el maravilloso y misterioso pasaje del decimocuarto capítulo del Evangelio de Juan. Los discípulos se reúnen alrededor de Jesús en la Última Cena, permanecen en intimidad con Él, hacen preguntas y buscan obtener sabiduría.

Ahora escuchemos las palabras de Jesús: “Si ustedes me conocen, conocerán también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto”. San Pablo se refiere a Jesús como un ‘icono del Dios invisible’. Lo que tanto Jesús como San Pablo están diciendo es que las palabras de Jesús son las palabras del Padre y sus obras son las obras del Padre.

Felipe, uno de los primeros discípulos elegidos, todavía no lo entiende y dice: “Maestro, muéstranos al Padre”. Lo que no entendió fue la humildad del Logos: “Las palabras que digo no son mías: el Padre que habita en mí es el que hace las obras”. Ni las palabras ni las obras de Jesús son “suyas”. Él las recibe del Padre.