Amigos, en el Evangelio de hoy, Jesús cura a mucha gente y tiene que subirse a un bote para escapar de las multitudes. Hasta el día de hoy, la Iglesia continúa su misericordioso ministerio de las curaciones.
Recordamos que los Apóstoles de Jesús simplemente continuaron lo realizado por el Maestro. Y uno de los principales signos del ministerio del Señor fue claramente la curación. Por supuesto, existía una profunda convicción bíblica de que cuando llegara el día del Señor la creación se corregiría. Lo que presenciamos en las curaciones de Jesús es una reparación de la creación.Si dudas que los milagros de curación física tengan todavía un lugar en la vida de la Iglesia, te invito a leer el libro Milagros de Craig Keener o visitar la Iglesia en África, Asia o América Latina, donde la expectativa de lo milagroso se da por sentada. Pero la Iglesia también trae curación a la mente, el alma, la voluntad y la imaginación. La Biblia sabe que el pecado nos ha hecho un daño tremendo, y cualquier persona involucrada en el ministerio pastoral sabe cómo esto luce: mentes quebrantadas, corazones divididos, pasiones adictivas.