Amigos, en el Evangelio de hoy Jesús pide a sus discípulos que “rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha”, que recen por los evangelizadores para que rescaten a los que están perdidos. Pero, ¿qué es lo que significa evangelizar concretamente?
Euangelion (buenas nuevas) era una palabra muy familiar en la cultura de los autores del Nuevo Testamento. Cuando un emperador o uno de sus generales ganaba una batalla enviaba a sus evangelistas a anunciar las buenas noticias.
Los primeros Cristianos parecen querer ser algo provocadores cuando adaptan esta palabra a sus propósitos. Ellos están diciendo que la batalla definitiva ha sido en efecto ganada, pero esto no tenía nada que ver con el César y sus ejércitos. Tenía que ver más bien con la victoria que Dios había ganado en Cristo sobre el pecado y la muerte.
Jesús se metió en el vientre de la bestia —en el corazón de nuestra disfuncionalidad, hasta los límites del abandono— y derrotó a los poderes de la oscuridad. Él demostró que el amor divino es más grande que nuestros enemigos.
Este mensaje evangélico implica por otro lado, también, que hay un nuevo rey, un nuevo emperador. El es Cristo, victorioso sobre el pecado y la muerte, quien debe ser el centro de nuestras vidas.