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Amigos, el Evangelio de hoy es la simple pero también magnífica historia sobre la conversión de Mateo. Los animo a leerla y meditarla durante la semana, porque es acerca de nosotros. La Biblia menciona que Jesús le dice a Mateo: “Sígueme”. El llamado de Jesús intenta llegar a nuestra mente, y luego de pasar por ella llegar a nuestro cuerpo, y luego de pasar el cuerpo adentrarse en nuestra vida, en todas nuestras decisiones prácticas.

Y entonces escuchamos que Mateo “se levantó y lo siguió”. El verbo Griego que se emplea aquí es el mismo usado en la descripción de la Resurrección de Jesús de entre los muertos: Mateo se levantó. Conversión significa transición a una vida superior, un elevarse sobre las preocupaciones de las cosas del mundo y reorientarse hacia las cosas de Dios.

Después escuchamos lo que pasó luego de la conversión de Mateo: “Mientras Jesús estaba comiendo en la casa, acudieron muchos publicanos y pecadores, y se sentaron a comer con Él y sus discípulos”. Esto molesta profundamente a los fariseos, quienes preguntan a los discípulos: “¿Por qué su Maestro come con publicanos y pecadores?”. La respuesta es que Jesús ama a los pecadores, Él no requiere perfección antes de acercarse a una persona.