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Amigos, en nuestro Evangelio de hoy dos hombres ciegos le ruegan a Jesús que los cure. 

La ceguera en la Biblia es a menudo un símbolo de la ceguera espiritual: la incapacidad de ver lo que realmente importa. Centrados en los bienes mundanos de riqueza, placer, poder y honor la mayoría de la gente no ve cuán ciegos están de las cosas verdaderamente importantes: entregarse a la gracia de Dios y vivir una vida de amor. Si no te has rendido a la gracia de Dios, estás ciego. Qué maravilloso es, entonces, que estos hombres del Evangelio puedan clamar a Jesús en sus necesidades. 

Están, por supuesto, haciendo una petición por una curación física, pero es mucho más que eso para nosotros. Es pedir por aquella cosa que en verdad importa: la visión espiritual —entender de qué se trata mi vida, poder ver mi vida desde un punto de vista más amplio, comprender hacia dónde me dirijo. Puedes tener toda la riqueza, el placer, el honor y el poder que quieras. Puedes tener todos los bienes mundanos que puedas desear. Pero si no puedes ver espiritualmente, no te harán ningún bien; probablemente te destruyan.