Please ensure Javascript is enabled for purposes of website accessibility

Amigos, en el Evangelio de hoy, la madre de Santiago y Juan le pide a Jesús en nombre de ellos para que puedan desempeñarse en algo principal dentro de Su Reino. Este Evangelio nos muestra que estos hermanos están en un mal lugar espiritual. Tenemos que dejar el libreto de la obra que nosotros estamos escribiendo, dirigiendo y protagonizando a la obra que Dios dirige.

Para ser justos con ellos, el requerimiento tiene cierto sentido ya que esperaban que el Mesías fuera un nuevo David, y este David era un hombre de tremendo poder y honor. El poder es la capacidad de hacer las cosas; sin ello nada de valor hubiera sido logrado. El honor es una forma de señalar a los demás algo que vale la pena notar.

Pero Santiago y Juan están pidiendo estas dos cosas con el espíritu equivocado. Cuando el ego toma poder y honor para sí mismo las cosas se vuelven disfuncionales muy rápidamente. ¿Entonces, qué debemos hacer? En otras versiones de esta historia, Jesús coloca a un niño en medio de los Doce para mostrar a alguien que no tenía ni poder ni honor. Aquí Él simplemente dice “El que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero que se haga su esclavo”.