Amigos, durante estas semanas estamos leyendo del capítulo decimotercero del Evangelio de Mateo, que contiene muchas de las grandes parábolas de Jesús. Pero quiero centrarme sólo en una porque es muy rica, tanto teológica como espiritualmente: la parábola del trigo y la cizaña. La historia de Jesús nos muestra cómo el mal, por su misma naturaleza, es una corrupción del bien. Es un parásito —y necesitamos la delicadeza y paciencia requeridas para lidiar con él.
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