Amigos, en este cuarto domingo de Adviento, llegamos al personaje de Adviento por excelencia: la Santísima Virgen María, la Madre de Dios. Lo que quiero hacer en esta homilía es repasar algunos de los títulos clásicos de María. No son simples aclamaciones piadosas, sino que son ideas muy significativas de su rol de dar a luz a Cristo —tanto en la historia como en nosotros hoy.
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