Amigos, el Evangelio de hoy se centra en un tema del que nunca diremos lo suficiente: la divinidad de Jesús. En años recientes ha habido una tendencia perturbadora —pueden observarlo claramente en el best seller de Eckhart Tolle, El Poder del Ahora— de convertir a Jesús en un maestro espiritual inspirador, como Buda o los místicos sufíes.
Pero si eso es todo lo que es, ¡al diablo con él! Los Evangelios nunca quedan satisfechos con una descripción tan reducida como ésta. Si bien presentan a Jesús claramente como un maestro, también saben que él es infinitamente más que eso. Afirman que hay algo más en juego con él y en nuestra relación con él.
En nuestro Evangelio de hoy, Jesús simplemente declara la relación que tiene con su Padre: “Yo no vengo por mi cuenta, sino enviado por el que es veraz; y a él ustedes no lo conocen. Pero yo sí lo conozco, porque procedo de él y él me ha enviado”.