Amigos, el Evangelio de hoy nos explica la importancia de la confesión de Pedro. Porque es sobre esta confesión inspirada que se edifica la Iglesia, y no sobre la base de la opinión popular, que es cambiante e indecisa, ni sobre una santidad personal, a veces demasiado rara. Se edifica sobre la autoridad inspirada de Pedro —a lo que yo digo, “¡gracias a Dios!”.
Hacemos una declaración perturbadora y extraordinaria, y es que Pedro y sus sucesores gobiernan la Iglesia a través de un carisma especial del Espíritu. Me doy cuenta de que tengo muchos lectores protestantes y que este texto ha sido un obstáculo entre los católicos y los protestantes. Permítanme aclarar lo que aquí está y no está en juego.
¿Cuál es el foco de la confesión de Pedro? Ella tiene que ver con quién es realmente Jesús. Ella es la roca sobre la cual se construye la Iglesia. No estamos diciendo que todas las decisiones prácticas de Pedro son correctas, que todo lo que dice es correcto. Pero estamos diciendo que él tiene razón acerca de quién es Jesús: el hombre que es Hijo del Dios viviente. Esta es la fuente y el fundamento.