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Amigos, en el Evangelio de hoy Jesús nos exhorta a orar con fe y esperanza: “Les aseguro que todo lo que pidan al Padre, él se lo concederá en mi nombre”. Invocar el nombre de Jesús es una forma efectiva de controlar la calidad y dar forma al contenido de nuestra oración.

Cuando oramos “por Cristo nuestro Señor” estamos asumiendo la postura y actitud de Jesús, alineándonos con él, obligándonos a desear lo que él desea. Por consiguiente, es totalmente consistente orar en el nombre de Jesús por la paz, la justicia, el perdón de nuestros enemigos, una fe mayor o la salud de aquellos a quienes amamos.

Esos son todos bienes que Jesús querría. ¡Pero qué anormal sería rezar por una venganza contra nuestros enemigos en el nombre de Jesús, o por una Maserati a través de Cristo nuestro Señor!