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Amigos, el Evangelio de hoy narra la sanación de los diez leprosos, donde solo uno de ellos regresa para dar gracias al Señor. La lepra asustaba a las personas en la antigüedad, al igual que las enfermedades contagiosas y misteriosas asustan a la gente hoy en día. Pero, aún más que eso, la lepra hacía a alguien impuro y por lo tanto incapaz de participar en cualquier acto de adoración. No es accidental entonces que, en el antiguo Israel, la persona responsable de examinar al paciente fuera el sacerdote. El trabajo del sacerdote era supervisar todo el proceso de adoración, incluyendo a quienes podían y los que no podían participar en el Templo.

¿Qué es lo importante acerca de la adoración? Adorar es ordenar toda la vida de uno hacia el Dios vivo y, al hacerlo, volverse correctamente ordenado interior y exteriormente. Adorar es volver sobre uno mismo y darse cuenta de que se trata la vida finalmente. La adoración no es algo que Dios necesita, sino algo que necesitamos nosotros, y mucho.