Amigos, el Evangelio de hoy compara el Reino de los Cielos con una semilla de mostaza. Pareciera ser una ley en la vida espiritual que Dios desee que las cosas buenas siempre comiencen de modo pequeño y crezcan a través del tiempo.
Estamos tentados a decir, “Tú eres Dios. Tú puedes poner esto en marcha. Hazlo”. ¿Por qué Dios haría las cosas del modo que las hace? Podemos tratar de dar algunas explicaciones. Es algo común en la Biblia ver que Dios se alegre si cooperamos. Le agrada que nosotros mismos nos involucremos en lo que Él hace – a través de nuestra libertad, inteligencia y creatividad. Entonces, Él planta las semillas que quiere que nosotros cultivemos.
“Francisco, restaura mi Iglesia”. Por supuesto que Dios podría haber restaurado Su Iglesia, pero quería que San Francisco estuviera involucrado. Dios podría haber renovado la vida espiritual del cristianismo a través de una gran infusión de gracia, pero inspiró a San Antonio a dejar todo atrás y vivir solo en el desierto.
Hay algo más. Cuando las cosas comienzan de modo pequeño, ellas pueden volar bajo el radar por algún tiempo, mientras juntan seriedad, peso y fortaleza. Y los que están involucrados pueden ser puestos a prueba.