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Amigos, en nuestro Evangelio Jesús nos dice que si tuviéramos fe del tamaño de una semilla de mostaza podríamos arrancar un árbol de sicómoro y plantarlo en el mar. Lo que se nos dice aquí es algo simple: la fe es poder. Cuando nuestras vidas están alineadas a Dios, nos convertimos en conductos de enorme poder. 

Los apegos nos bloquean y rompen ese flujo. Un apego es cualquier cosa sin la cual estás convencido que no puedes vivir. Esta idea es fundamental en la espiritualidad de Ignacio de Loyola. ¿Cuáles son los apegos que impiden que el poder divino fluya a través nuestro? Riqueza, placer, honor, poder.

Miremos a aquél a quien sostenemos como modelo de poder. Observemos por favor cuán cómodo se ve; observemos cuántas “cosas buenas” tiene a su alrededor. Y comentemos cuán popular es, cómo todos cantan sus alabanzas. ¡Y veamos cuán exitoso es; qué brillante carrera ha tenido!Amemos lo que Jesús amaba en la Cruz y despreciemos lo que despreciaba, dijo Tomás de Aquino. Esa es la clave para una vida espiritualmente exitosa, y para liberar el poder divino.