Amigos, nuestro Evangelio de hoy es el magnífico capítulo 10 de San Lucas, y es un retrato de la Iglesia. Allí se nos muestra lo que Jesús quiere que hagan sus seguidores, y cómo hacerlo. Escuchen como comienza el texto: “Designó el Señor a otros setenta y dos discípulos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares a donde pensaba ir”.
Somos una Iglesia misionera. Somos enviados por el Señor a difundir Su palabra y hacer Su trabajo. El Evangelio Cristiano no es algo a lo cual nos aferramos para nuestro propio beneficio. Sino que es, más bien, como una semilla que entregamos.
Él los envía de dos en dos. Hacemos el trabajo juntos, con otras personas, en comunidad. Los ministros necesitan gente que los apoye, recen por ellos, los estimulen. San Francisco tuvo la experiencia de Dios y al poco tiempo había reunido gente alrededor suyo; Santo Domingo, ya desde el principio, tiene hermanos trabajando con él; La Madre Teresa atrajo a muchas de sus antiguas estudiantes a unirse en su misión. No caminamos solos.