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Amigos, en el Evangelio de hoy, Jesús instruye a la multitud a sentarse sobre el pasto. Tomando los panes y el pescado Jesús hace una comida que satisface a la enorme multitud. Están hambrientos, cansados y fatigados por sus esfuerzos, y Jesús les da el sustento del día.

Para Santo Tomás de Aquino, la gran metáfora de la Eucaristía es la de sustento, alimento para el viaje. La Eucaristía, que es el alimento diario, es el sustento para superar el día a día. ¿Qué tan efectivos seríamos si nunca comiéramos, o si comiéramos solo en ocasiones especiales y en un ambiente festivo? No muy efectivos. En la vida espiritual también debemos comer y beber, o no tendremos fuerza suficiente.

¿Esto solo se entiende de alguna manera vagamente simbólica? No, más bien de una manera claramente analógica. Porque así como el cuerpo necesita alimento físico, el espíritu necesita alimento espiritual, y no hay forma de evitar esta regla.A veces creemos que no es gran cosa mantenernos alejados de la Misa y abstenernos de recibir la Comunión. Pero es así, de acuerdo con la física espiritual expuesta aquí.