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Amigos, en el Evangelio de hoy escuchamos a Jesús en conversación íntima con Su Padre. Este pasaje nos invita a adentrarnos en los misterios mas profundos. Jesús se dirige a Su Padre, y al hacerlo revela Su propia y profunda identidad dentro de la Santísima Trinidad. Él dice: “Te alabo, Padre, Señor del Cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños”.

Es importante tener en cuenta que este no es simplemente un hombre bueno y santo quien se está dirigiendo a Dios, sino que es el mismo Hijo de Dios que se dirige a Su Padre. Se nos está dando participación en la vida interior de Dios, en una conversación entre las primeras dos personas trinitarias.

¿Y cuáles son esas “cosas” que han sido ocultadas a los sabios y reveladas a los pequeños? Nada más que el misterio de la relación de Jesús con Su Padre, el amor que se obtiene entre el Padre y el Hijo, la vida interior de Dios. Desde el principio, esto es lo que Dios quiere darnos.