Please ensure Javascript is enabled for purposes of website accessibility

Amigos, en el Evangelio de hoy Jesús multiplica panes y peces. No hay una mejor ejemplificación en las Escrituras de lo que he llamado el círculo de la gracia. Dios ofrece, como gracia pura, el don del existir, pero si intentamos aferrarnos a ese don y hacerlo nuestro, lo perdemos.

Un mandamiento constante en la Biblia es este: lo que has recibido como un don, entrégalo como regalo, y recuperarás el don original multiplicado y enriquecido. Uno se da cuenta de esta verdad cuando entra voluntariamente en el círculo de la gracia, entregando lo que está recibiendo.

La gente hambrienta que se congrega alrededor de Jesús en esta escena es el símbolo de la raza humana hambrienta que, desde los tiempos de Adán y Eva, busca algo que la satisfaga. Hemos intentado llenar esa hambre con riqueza, placer, poder, honor, con el deseo de querer dominar — pero nada de esto funciona, precisamente porque todos hemos sido creados para Dios y Dios es sólo amor.