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Amigos, en esta fiesta del Bautismo del Señor meditemos sobre Juan el Bautista. El joven Juan, hijo del sacerdote Zacarías, creció en el templo y sus alrededores, familiarizándose con sus rituales. Y presintió que el verdadero Mesías estaba en el horizonte. Y entonces se fue del antiguo templo, pero continuó actuando como sacerdote de un nuevo Templo. 

Juan estaba bautizando gente en el Jordán. ¿Por qué este ritual? Bueno, en el templo de Jerusalén, un peregrino se limpiaba en una mikvah, un baño ritual, antes de entrar para hacer el sacrificio. Juan actuaba como sacerdote y el río Jordán era su mikvah. Pero ¿qué, o mejor, quién era el nuevo Templo? Jesús, que viene de Nazaret de Galilea y es bautizado por Juan. Los cielos se abrieron y el Espíritu, como una paloma, descendió sobre Él.

Estas son palabras del templo. Cuando el sumo sacerdote entraba en el Lugar Santísimo, estaba entrando en un ambiente celestial. El Lugar Santísimo era el lugar donde “los cielos se abrían” y un ser humano humilde podía entrar. Entonces, Jesús mismo es El nuevo Lugar Santísimo.