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Amigos, hoy celebramos al Inmaculado Corazón de la Bienaventurada Virgen María.

En 1854, el Papa Pío IX declaró el dogma de la Inmaculada Concepción de María. La verdad de que María, por gracia especial, fue preservada libre del pecado original desde el primer momento de su concepción.

Si este no fuera el caso, el ángel no se hubiera referido a ella en la Anunciación como Kecharitomene (llena de gracia). ¿Por qué Dios haría tal cosa? ¿Y no quiere decir esto que María no necesita ser redimida?

La respuesta tradicional es que Dios quiso preparar una vasija digna para recibir su Palabra. Así como el lugar Santísimo, el Sanctum Santorum, del templo se mantuvo puro e inviolable, el Templo definitivo, verdadera Arca de la Alianza, que es la propia María, debería serlo aún más.

El Beato Juan Duns Scotto explicó que María está realmente redimida por la gracia de su Hijo. Pero como esta gracia existe fuera del tiempo, ella puede aplicarse de manera que trascienda los ritmos ordinarios del tiempo. Por lo tanto, María, por una especie de fuerza preventiva, ha sido liberada, por la gracia de Cristo, del pecado original.