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Amigos, hoy Jesús nos enseña a rezar por trabajadores para la cosecha, por discípulos que realicen la obra de la evangelización. Necesitamos organizar nuestras vidas en torno a la evangelización. Todo lo que hacemos debería estar relacionado de algún modo a ello. Esto no quiere decir que todos debamos convertirnos en evangelizadores profesionales. Recuerden, pueden evangelizar con la calidad moral de sus vidas. Pero sí significa que nada en nuestras vidas debería ser más importante que anunciar la victoria de Jesús. 

Tendríamos que pensar en los demás no como objetos a ser utilizados, o personas molestas que obstaculizan mis proyectos, sino como aquellos a los que he sido llamado a servir. En vez de decir, “¿Por qué esta persona molesta está en mi camino?”. deberíamos preguntar, “¿Qué oportunidad para evangelizar se me ha ofrecido?”. ¿Ha puesto Dios a esta persona en tu vida precisamente para ese propósito?