Amigos, el Evangelio de hoy nos exhorta a ver la radicalidad y las recompensas del llamado de Jesús al discipulado, que sobrepasa muchas de las convenciones sociales de Su tiempo y el nuestro. Jesús nos insta a ver que todos —ricos y pobres, hombres y mujeres, los de adentro y de afuera— son convocados al discipulado, y que esta convocatoria es la más importante de todas. Es la mejor parte, para usar las palabras de Jesús; es lo único necesario.
San Agustín tenía razón: “Señor, nos has hecho para Ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti”. Todos estamos conectados con Dios. Hay un hambre en nosotros que nada en este mundo puede saciar. Solo Jesús puede llevarnos al banquete Celestial; y por eso debemos seguirlo.