Please ensure Javascript is enabled for purposes of website accessibility

Amigos, en el Evangelio de hoy Jesús transforma la bendición de una mujer para Su madre en una bendición para todos aquellos que obedecen la palabra de Dios. Jesús dio vuelta muchas de las convenciones sociales del momento porque estaba muy preocupado por ubicar el Reino de Dios en la mente de los seguidores.

Para los judíos del siglo I la familia era de suma importancia. Una entusiasta discípula de Jesús da esto por sentado al exclamar: “¡Dichosa la mujer que te llevó en su seno y cuyos pechos te amamantaron!”. Pero Jesús relativiza dramáticamente a la familia cuando responde: “Dichosos todavía más los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica”.

La nueva comunidad del reino es más importante que incluso el sistema social más venerado. Cuando le damos a la familia una importancia desproporcionada en poco tiempo se vuelve disfuncional.

En otra ocasión, un posible discípulo le dijo a Jesús que estaba dispuesto a seguirlo pero primero le pidió permiso para enterrar a su padre. Jesús le respondió de una manera que sin duda lo escandalizó: “Deja que los muertos entierren a los muertos”. Una vez más vemos que el reino de Dios es de suma importancia.