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Amigos, el Evangelio de hoy nos habla de la pasión de Juan el Bautista, y sugiere “el principio de Herodes” que me gusta usar con los ateos contemporáneos. Los Evangelios nos dicen que Herodes Antipas arrestó a Juan el Bautista porque el profeta había desafiado públicamente al rey. Herodes arrojó a Juan a la cárcel, sin embargo, se dice que el rey gustaba de escuchar en secreto al profeta, quien continuó predicando desde su celda.

Un supuesto básico para las personas que conocen la Biblia es que todos estamos programados hacia Dios. Como en la plegaria del salmista: “Mi alma solo descansa en Dios”. Apuesto a que todos —y eso incluye a Bill Maher y Richard Dawkins— quieren implícitamente a Dios, y por lo tanto permanecen constantemente fascinados por las cosas de Dios.

Aunque los ateos feroces profesen que les gustaría eliminar el discurso y las ideas religiosas, en secreto les encanta escuchar a la gente hablar de Dios. Entonces les digo a los cristianos y a otros creyentes: prepárense para una buena pelea y tengan algún arma espiritual en sus manos. Y les digo a los ateos: seguiré hablando porque sé que a pesar de sus protestas sus corazones están escuchando.