Amigos, para este decimocuarto domingo del tiempo ordinario, nuestra segunda lectura es de la segunda carta de Pablo a los corintios. El centro de la lectura es “una espina en la carne” que recibió Pablo “para que yo no me llene de soberbia”. ¿Qué era? No lo sabemos, pero sea lo que fuere, no era trivial. Todos tenemos algo como eso —cierto sufrimiento físico, psicológico, espiritual que es crónico y profundamente problemático. Sin embargo, esta lucha con la espina en la carne es, muy a menudo, lo que nos lleva de regreso a Dios.
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