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Amigos, ¡qué oscuras son las lecturas del Domingo de Ramos! Leemos la narración de la Pasión en el Evangelio de Lucas, dejando de lado las buenas nuevas de la Resurrección. Llegar al fondo de este énfasis en el sufrimiento, descifrar su significado religioso, es descubrir el sentido teológico de este día.

¿Recuerdas la primera vez que la vida realmente te golpeó? Puede haber sido un fracaso extraordinario; puede haber sido la primera vez que te enfrentaste con violencia u odio real; puede haber sido una gran decepción; puede haber sido la muerte de alguien que amabas. Estos conflictos, estos problemas, nos afectan a todos.

El enfoque bíblico es claro: Dios prepara una operación de rescate —la formación de un pueblo sagrado, Israel, que seguiría sus mandamientos, lo adoraría adecuadamente y, por ello, se convertiría en un imán para todo el mundo. Ellos enseñarían y mostrarían la salida del dilema.

Formaría un pueblo listo para recibirlo; y Dios llevaría a cabo, gradualmente, la unidad entre divinidad y humanidad; y cierto día aparecería un siervo de Yahweh, alguien despreciado y maltratado por los hombres. Y esta misteriosa figura resolvería el problema al quitar los pecados del mundo, cargándolos a través de su propio sufrimiento.