Amigos, en este Sábado Santo el Evangelio nos trae el relato de San Marcos sobre la Resurrección. La Resurrección de Jesús de entre los muertos es el principio y el fin de la fe cristiana. Si Jesús no resucitó de entre los muertos, todos los obispos, sacerdotes y ministros cristianos deberían irse a sus casas y conseguir otros trabajos honestos, y todos los fieles cristianos abandonar sus iglesias inmediatamente.
Como el mismo San Pablo dijo: “Si Jesús no resucitó de entre los muertos, vana es entonces nuestra predicación y vana también vuestra fe”. No sirve, por supuesto, tratar de explicar la Resurrección o racionalizarla como un mito, símbolo o experiencia subjetiva interna. Nada de esto hace justicia a la total novedad y rareza del mensaje bíblico.
Todo se reduce finalmente a esto: si Jesús no resucitó de la muerte, el cristianismo es un fraude y una burla. Pero si resucitó de la muerte, entonces el cristianismo es la plenitud de la revelación de Dios, y Jesús debe ser el centro absoluto de nuestras vidas. No hay ninguna tercera opción.