Amigos, el Evangelio de hoy nos cuenta la historia del bautismo de Jesús. Lo primero que debemos tener en cuenta es que fue algo incómodo. Porque aquí está la Persona que los primeros cristianos consideraron que era el Hijo de Dios, el Cordero sin pecado que quita los pecados del mundo, el Verbo hecho carne. Entonces, ¿por qué está buscando un bautismo de arrepentimiento?
Juan estaba al norte de Jerusalén, a lo largo de las orillas del río Jordán. Y su tema era inequívoco: arrepentirse. Los que venían a él lo hacían para tratar el tema de sus pecados; ellos admitían su culpa.
Como suele suceder en la Biblia, hay una ironía involucrada. Antes que una palabra pase por los labios de Jesús, Él está enseñando, de hecho, comunicándonos el corazón de la fe, mediante esta sorprendente reversión. Con este gesto, Dios deja de lado Su gloria y se une humildemente a nosotros en nuestra pecaminosidad, poniéndose de nuestro lado, asumiendo nuestra carga.