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Amigos, la parábola de las diez vírgenes del Evangelio de hoy nos habla sobre la espera de la segunda venida del Señor y la llegada de Su Reino. La Resurrección de Jesús de entre los muertos fue una señal para los primeros cristianos de que Jesús había inaugurado un nuevo mundo que hacía retroceder el poder del pecado. 

De alguna manera, sabían que el viejo mundo, aunque persista, se había roto. Había sido derrotado. ¿Y qué hacen luego? Están esperando la llegada definitiva del nuevo mundo que Jesús ha instituido. 

El cristianismo, en cierto sentido, es una religión de cumplimiento. El Señor ha venido; la Encarnación y la Redención han tenido lugar. Ha sucedido. Pero, por otro lado, el cristianismo es una religión de espera, porque esperamos con gozosa esperanza la Segunda Venida del Señor.  

Es por ello que hay cierto Adviento permanente en la vida cristiana. Esperamos con gozosa esperanza la venida de nuestro Salvador. Y como es difícil esperar, necesitamos la virtud de la paciencia.