Amigos, en el Evangelio de hoy los fariseos intentan tenderle una trampa a Jesús preguntando: “¿Está permitido pagar el impuesto al César o no?”. Las cuestiones entre la Iglesia y el Estado no son nada nuevas y continúan siendo causa de divisiones.
En este tema de religión y política se aplica el mismo principio que Jesús menciona en su maravillosa frase: “Den al César lo que es del César, y a Dios, lo que es de Dios”. La política no está en un ámbito separado de lo religioso, más bien, su terreno más profundo es espiritual.
Entonces, ¿significa esto que la religión simplemente no tiene en cuenta todas estas cosas? Por supuesto que no. Aquí podemos volver a aprovechar lo dicho por Jesús. La doctrina de la creación infiere que las cosas creadas tienen su propia integridad. No son parte de Dios, apéndices del ser de Dios. Los deportes, la cultura, el arte, la política, la ciencia, etc. tienen su propia forma particular de florecimiento.
Y no me incumbe entrar en el estudio de un artista y decirle cómo pintar, o entrar en un quirófano y decirle a un médico cómo realizar una cirugía cardíaca. Esta es una independencia válida de las cosas creadas y la cultura secular frente a la religión. Pero recuerden que todas las cosas pertenecen, en última instancia, a Dios, ¡incluido el César!