Please ensure Javascript is enabled for purposes of website accessibility

Amigos, en el Evangelio de hoy, los fariseos conspiran contra Jesús por haber curado a un hombre en el sabbat.

Los cristianos sabemos algo sobre Dios a través de fuentes filosóficas, mitológicas, históricas y poéticas, pero la comprensión más profunda sobre de Dios proviene de Jesús de Nazaret, el Logos, la Palabra hablada del Padre. Jesús era amigo de los marginados, sanador de los discapacitados y enfermos, defensor de los olvidados, perdonador de pecados. Su misión era llevar el fuego de la divina misericordia a todos los que estaban separados de Él.

Al hacerlo, incitó ira y oposición por parte de los poderosos, todos aquellos cuyo estatus dependía de una ideología de violencia, diferenciación y exclusión. Cuando Jesús nació, Herodes tembló; y cuando llegó a la escena pública, los fariseos y protectores del establecimiento tramaron y planearon acabar con Él.

Al final es asesinado por medio de una conspiración de las autoridades seculares y religiosas, y, en el momento de mayor peligro, fue traicionado, negado y abandonado incluso por sus amigos más queridos. Jesús no murió simplemente; fue ejecutado, eliminado. Y murió precisamente por la forma en que vivió.