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Amigos, en el Evangelio de hoy, Jesús exhorta a los discípulos, y a nosotros, a ejercer nuestra fe. San Pablo nos dice que “caminamos en la fe pues todavía no vemos claramente”. Vemos al mundo que nos rodea, y podemos aprender a entenderlo según las categorías convencionales —políticas, culturales, económicas, etc. Los cristianos no se apartan del mundo que se ofrece a la razón. 

Pero nuestra orientación principal no la brinda la razón sino la fe. Esto no tiene nada que ver con irracionalidad o credulidad. Tiene que ver con una apreciación de Dios y las señales de Dios —en y a través de los eventos convencionales que percibimos de manera convencional.

¿Qué está haciendo Dios? A veces es extremadamente difícil de ver. Pero confiamos. Puede ocurrir lentamente y frente a una abrumadora evidencia en contra, pero Dios siempre está actuando. Desde los más pequeños inicios viene el cumplimiento de los propósitos de Dios.

Dios está trabajando, aunque no podamos verlo con nuestros ojos. Es por eso que Jesús dice: “Les aseguro que si tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, dirían a esta montaña: ‘Trasládate de aquí a allá’, y la montaña se trasladaría; y nada sería imposible para ustedes”.