Amigos, llegamos al Primer domingo de Adviento –el año nuevo litúrgico. He dicho esto antes, pero el Adviento es un tiempo para volver a las bases. ¿Podría sugerirles que comencemos con el famoso himno de Adviento, “Oh Ven, Oh Ven Emanuel”? Hasta que no nos metamos en ese ámbito espiritual que abre ese himno de par en par no entenderemos el Adviento –y más aún, no estaremos entendiendo el Cristianismo. Somos mendigos llamando a Emanuel –“Dios con Nosotros”– para que venga a “rescatar al cautivo Israel”. Estás encadenado; te mantienen cautivo. ¿Qué puedes hacer para salvarte? Nada, excepto clamar, “¡Ven, ven, que alguien venga y me salve!”.
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