Amigos, aunque el libro de Jonás tiene unas pocas páginas, hay algo inagotable en él. Es un lugar común en la Biblia el que Dios hable a cierta gente, tal como lo hace con Jonás en nuestra primera lectura. Pero Dios también nos habla a nosotros todo el tiempo, precisamente en la voz de nuestra conciencia. ¿Escuchan ustedes la voz de Dios o no? ¿Escuchan lo que les dice su conciencia o no? Si lo hacen, se convierten en vehículos de la gracia, para ustedes y para todos los de alrededor. Si no lo hacen, se desata el caos.
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