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Amigos, en el Evangelio de hoy Jesús dice a la multitud, que buscaba un signo, que ellos sólo recibirán el signo de Jonás: “Así como Jonás fue un signo para los ninivitas, también el Hijo del Hombre lo será para esta generación”.

Jonás es llamado por Dios para predicar en Nínive, que se la describe como una ciudad enormemente grande. Dicen que se tomaba tres días para caminar a través de ella. No puedo dejar de pensar en Nínive como una de nuestras ciudades grandes y modernas, centro de todo tipo de actividades y preocupaciones mundanas.

¿Cómo habrá sido su conversión? El volver hacia Dios como único bien perdurable. Después de escuchar la palabra de Jonás, los ninivitas proclamaron un ayuno, y todos ellos, grandes y pequeños, se pusieron el cilicio. ¿Cuál es el propósito de estas prácticas ascéticas? Es apartarse de los apegos a placeres mundanos.

Entonces, vayamos más allá de nuestros pensamientos. Arrepintámonos. Vivamos como si nada en este mundo finalmente importara. Y entonces viviremos en el Reino de Dios.