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Amigos, el Evangelio de hoy es incomparablemente rico y misterioso. Primero, está esa pregunta extraña, “¿Quién dice la gente que yo soy?”. Ninguna otra figura religiosa o fundador haría tal pregunta. Esta es una pregunta primordial y característica de la fe cristiana. Tiene que ver con Jesús y quién es Él realmente.

El primer grupo que “responde” se refieren al público en general: “algunos dicen que Juan el Bautista, otros Elijah, y otros dicen uno de los profetas”. Una variedad de opiniones, y todas ellas equivocadas.

Entonces aparece esa pregunta devastadora “¿Pero ustedes, quién dicen que soy yo?”. Tú que estás más cerca mío, tú a quien te he elegido. Pero los discípulos no hablan. ¿Tienen miedo? Quizás. ¿Son ignorantes? Probablemente. Finalmente, Simón Pedro habla: “Tú eres el Mesías”. Tú eres el Messhiach, el Ungido, el Salvador tan esperado, pero más que eso, como dice Pedro en otros Evangelios, eres el Hijo de Dios, no solamente un héroe humano. Esta es la fe mística que se encuentra en el corazón del cristianismo. Este es el punto de partida o de caída. Sostener esta fe petrina es ser cristiano; negarla es apartarnos del ser cristiano.