Amigos, hoy Jesús nos ofrece dos parábolas sobre el Reino de los Cielos. Pongamos el foco en la primera: “El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en un campo que un hombre encuentra y vuelve a esconder”.
Algunas veces el amor de Dios se encuentra de ese modo. Hay un dicho que sugiere que: “La vida es lo que sucede mientras estamos ocupados haciendo otros planes”. En algunos momentos, en el curso de nuestra vida cotidiana, sucede algo que nos convoca clara y sorprendentemente a una cercanía con Dios. Nos damos cuenta, en un instante, de lo que se trata. No lo estábamos buscando particularmente, pero lo encontramos.
A eso nos lleva Jesús hoy. Mientras caminamos por los campos de la vida, estemos abiertos a ser atraídos por la gracia aun cuando menos lo esperemos. Y cuando ese momento llegue, debemos abandonar todo lo que nos retenga.