Please ensure Javascript is enabled for purposes of website accessibility

Amigos, en el Evangelio de hoy el Señor nos ofrece aliviar nuestras cargas: “Carguen sobre ustedes mi yugo . . . y así encontrarán alivio”. Jesús casi siempre habla por medio de paradojas, y esta es una más. “Carguen mi yugo”. Ahora, si estoy agobiado creo que lo último que necesito es un yugo que haga mi vida aún más pesada. 

Pero aquí está la paradoja: ¿qué es lo que hace que nuestras vidas sean pesadas y agobiadas? Precisamente cargar con nuestros propios egos, el peso de uno mismo. Cuando me agrando con mi propia importancia estoy bajo todo ese peso. Jesús dice: “Transfórmate en un niño. Quítate ese peso de encima y ponte el peso de mi yugo de obediencia al Padre”.

Así es como funciona: si tienes dos animales unidos entre sí, cuando ambos están empujando lo que están haciendo es uno el trabajo del otro. Jesús dice que, si tu vida está muy pesada y agobiada, probablemente sea porque estás atrapado bajo el peso de tu propio sentido de autosuficiencia. Deshazte de ello y toma el yugo de la obediencia de Cristo sobre tus hombros. Permítete ser guiado.